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El palacio de Carlos V es una de las obras de arte icónicas del Renacimiento español y andaluz construido en el corazón de la ciudad palatina de la Alhambra. Destacan por su singularidad las dos grandes portadas de caliza de un intenso color gris y mármol blanco sobre el resto de las fachadas de calcarenita. Durante su restauración se ha podido documentar su peculiar sistema deconstructivo. El acceso a sus esculturas ha sido una oportunidad única para apreciar la calidad de su trabajo escultórico y poder realizar un estudio detallado de sus patologías. La intervención se ha centrado principalmente en su limpieza, por un lado, mediante la combinación de diversas metodologías que han permitido la conservación de las pátinas naturales y artificiales, y en su consolidación y protección por otro frente a la acción del agua, uno de los principales agentes que han afectado a las portadas.